A key player ina Rugby Sevens scrum is the 'hooker'. The hooker uses his legs to hook the ball so that his team members can then take the ball. So the hooker's presence and role is central, but it means nothing without the direct and constant support of the other members of his team. In fact, apparently nothing in Rugby can be achieved without teamwork. Unlike soccer or a few other contact sports, rugby fully integrates teamwork into the entirety of the game.
My eldest son is the hooker in his school's team for his category. Though he walked around with an inflated ego for a few days after being assigned the position, he quickly lost the haughty attitude once he understood that he was just another player, that other players had other roles, and that he had to play his part.
For children, and many times for adults, it is tremendously complex to learn how to be a protagonist at one point and then serve as a player who supports another's protagonism. Teachers go crazy finding ways to teach teamwork using multiple scenarios, spending long hours in class modeling behaviors, and correcting errors. I've seen only one fantastic teacher of English accomplish teaching teamwork in a manner that looks effortless. I've seen an abundance of (and personally experienced countless) disappointments while tackling the same challenge. For some reason in Rugby the notion that everybody's indispensable just clicks for boys. Sure, there's guidance from the coach, but the players appear to automatically acquire a sense of unity that is foreign to other contact sports.
Last weekend we watched a soccer match where very few players were the stars of the game. It was clear that the majority of the players were anonymous even while being on the pitch. More often than not I see the same phenomenon ocurr in the classroom with students; there are those who excel and there are those who go unannounced and unsung. At home it feels like an impossible task to make certain that all the boys feel they are important. Perhaps the answer is to allow children to be the hooker in the scrum and feel that at times they are the key player, but at other times, their job is to help someone else shine.
Tuesday, June 21
Dulces sueños (continuado)
Antes he escrito acerca de los remedios naturales para solucionar problemas relacionados con el sueño. La verdad es que, cada día con mayor frecuencia, veo que el sueño es un factor decisivo en como funcionamos durante el día. Lo veo con los estudiantes en el colegio, con mis hijos en casa y en mi persona. Las horas que permanecemos durmiendo, y la calidad de nuestro sueño, condicionan el diario vivir. En el colegio, los alumnos que no duermen bien tienen un desempeño descendido. Cuando mis hijos duermen mal, sus temperamentos cambian. Cuando yo duermo mal, manejo las tensiones con menos destreza.
Lograr que los niños duerman bien es una gran tarea y hay varias opciones que nos pueden ayudar. La primera la aprendimos más bien por la fuerza que por la razón. Es imprescindible ofrecer a los niños rituales para el sueño, ya sea por medio de la lectura, la conversación u otra actividad que le permita a los niños bajar el nivel de agitación natural que se produce al terminar el día. Los que tienen hijos menores de un año recordarán que antes de dormir ellos pueden tender a llorar mucho y a estar molestos. Esto es su manera de gastar el exceso de energía que todavía conservan previo a dormir. Pero no es necesario que el llanto o la agitación sea el mecanismo para lograr desprenderse del exceso de energía. Al igual que a los niños más pequeños se les puede leer, cantar, dar un baño o dar un masaje, a los niños mayores se les puede acompañar previo a dormir con variaciones de estas técnicas.
En ocasiones, pareciera que nada funciona. Hay veces en que se debe buscar y oprimir el botón de reinicio que tienen los niños para que ellos y nosotros logremos dormir. Los niños sí tienen un botón de reinicio. Lamentablemente no tienen un botón de modalidad suspendida u "off", pero sí de reinicio. Para cada niño, ese botón es diferente, pero definitivamente hay cosas que funcionan para la mayoría. Los remedios caseros funcionan muy bien, pero no hay que abusar de ellos. Lo que nos ayudó con más de uno de nuestros hijos fueron las cáscaras de naranja. Una infusión con la capa superior de cáscaras de naranja produce sueño y permite que los niños, durante un par de noches, se reincien y luego puedan conciliar el sueño sin esa ayuda.
Hemos probado muchas técnicas y lo más probable es que para cada niño y cada familia se deban hacer algunos ajustes, pero me atrevo a decir que para todos el uso rituales y remedios caseros ayudan a facilitar que los momentos previos a la hora de dormir sean muy gratos.
Lograr que los niños duerman bien es una gran tarea y hay varias opciones que nos pueden ayudar. La primera la aprendimos más bien por la fuerza que por la razón. Es imprescindible ofrecer a los niños rituales para el sueño, ya sea por medio de la lectura, la conversación u otra actividad que le permita a los niños bajar el nivel de agitación natural que se produce al terminar el día. Los que tienen hijos menores de un año recordarán que antes de dormir ellos pueden tender a llorar mucho y a estar molestos. Esto es su manera de gastar el exceso de energía que todavía conservan previo a dormir. Pero no es necesario que el llanto o la agitación sea el mecanismo para lograr desprenderse del exceso de energía. Al igual que a los niños más pequeños se les puede leer, cantar, dar un baño o dar un masaje, a los niños mayores se les puede acompañar previo a dormir con variaciones de estas técnicas.
En ocasiones, pareciera que nada funciona. Hay veces en que se debe buscar y oprimir el botón de reinicio que tienen los niños para que ellos y nosotros logremos dormir. Los niños sí tienen un botón de reinicio. Lamentablemente no tienen un botón de modalidad suspendida u "off", pero sí de reinicio. Para cada niño, ese botón es diferente, pero definitivamente hay cosas que funcionan para la mayoría. Los remedios caseros funcionan muy bien, pero no hay que abusar de ellos. Lo que nos ayudó con más de uno de nuestros hijos fueron las cáscaras de naranja. Una infusión con la capa superior de cáscaras de naranja produce sueño y permite que los niños, durante un par de noches, se reincien y luego puedan conciliar el sueño sin esa ayuda.
Hemos probado muchas técnicas y lo más probable es que para cada niño y cada familia se deban hacer algunos ajustes, pero me atrevo a decir que para todos el uso rituales y remedios caseros ayudan a facilitar que los momentos previos a la hora de dormir sean muy gratos.
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